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CONSTRUCCIÓN ANTISÍSMICA: ALTERNATIVA PARA EL DESASTRE

 

Febrero 26, 2019.

Tiempo de lectura: 5 min.

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Al ser imposibles de predecir aún con la tecnología actual, algunos sismos y terremotos han terminado en resultados catastróficos. México no es la excepción y en nuestra historia se han registrado cientos y de distintas magnitudes. Pero hay una fecha que nunca olvidaremos: 19 de septiembre.

En esta fecha del año 1985 México vivió uno de los terremotos más fuertes que se hayan registrado en el país. Durante este desastre, la zona de ruptura alcanzó IX según la escala Mercalli Modificada, lo que significa que los edificios se desplazaron de los cimientos, hubo formación de grietas visibles en el suelo, tuberías subterráneas rotas, por mencionar algunos. El total aproximado de edificios derrumbados fue de 30 mil inmuebles. En 2017, paradójicamente en el 32 aniversario de esta tragedia, nos vimos sacudidos por otro sismo que nos hizo revivir lo sucedido en 1985.

Ahora, hagamos algunas comparativas de ambos eventos. En 1985, la magnitud fue 8.1 mientras que el del año pasado fue de 7.1, mientras que sus réplicas fueron de 7.3 y 4.0 respectivamente. En cuanto a pérdidas humanas, en el primero se contabilizan oficialmente 10,000 y en el segundo alrededor de 360 los fallecidos.

Aunque la fuerza de ambos temblores fue distinta, una cosa es clara: seguirán sucediendo. A pesar de que existen regulaciones de construcción en la capital mexicana, la falta del cumplimiento riguroso de las normas genera conflictos de interés que impactan en la calidad del desarrollo de los inmuebles. Pero dejemos de lado la parte alarmista y veamos lo positivo.

En México existen algunos edificios o construcciones que incluyen en sus estructuras tecnología antisísmica como las emblemáticas Torre Mayor o la Torre Reforma. Esta última, es una de las más innovadoras en el mundo por su estructura metálica y de concreto. Cuenta con 57 plantas y está situada en el centro de la Ciudad de México. Es triangular y sus paredes tienen la capacidad de doblarse sin romperse. En el piso 23, que se ubica en la parte media, está uno de los refugios para resguardar alrededor de 60 personas para protegerlas de un incendio o resguardarlas en una zona de seguridad sísmica.

Movámonos desde México hacia Sudamérica en donde hay un excelente ejemplo de buenas prácticas, particularmente en Chile. Este país es conocido por tener una alta incidencia de movimientos telúricos, por ello cuenta con infraestructura y viviendas capaces de minimizar los daños. Además, está dentro del grupo de países con mejores tecnologías antisísmicas del mundo junto con Estados Unidos, Japón y Nueva Zelanda.

Algunos de los avances que se han presentado en Chile, por la Fundación Imagen de Chile junto con la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica (UC), son tecnologías antisísmicas con capacidad de reducir hasta ocho veces los daños ocasionados por un terremoto en viviendas básicas, obras públicas y patrimoniales.

La primera innovación consiste en aisladores sísmicos orgánicos hechos de goma orgánica que tienen bajo costo. Estos aisladores sísmicos hacen que el edificio resbale con respecto al movimiento bajo de él. La segunda opción es la disipación de energía, que es un sistema de amortiguación similar al de los automóviles cuando pasan por terrenos irregulares, pero en los edificios se trata de disipar toda la energía del terremoto.

Los puntos de vital importancia al hablar de estos fenómenos naturales imposibles de predecir son: diseño, legislación, aplicación correcta de los estándares y requerimientos de construcción y una cultura de prevención. El desarrollo tecnológico sin duda trae grandes avances, no es el factor definitivo para nuestra supervivencia.

¿Te gustaría saber más sobre los aisladores sísmicos y los disipadores de energía? Te invitamos que sigas nuestras publicaciones para conocer más a profundidad sobre ellas y donde han sido ejecutadas.

Con información de Excelsior, BBC Mundo, Agencia AFP, Revista Proware